Cómo serán los eventos en 2025

¡Ring! suena mi alarma justo al mismo tiempo que recibo la primera alerta que me informa de las reuniones y citas que tengo agendadas para el día de hoy. Es un día habitual, aunque tenga confirmada la asistencia a dos eventos. Es hora de comenzar la jornada.

Camino de la primera cita recibo mi acreditación a través de la aplicación del evento. Una acreditación que realicé ya hace unas semanas a través de reconocimiento facial. Lo primero que pienso es: ¡Bien, esta vez tampoco tendré que esperar para entrar! En menos de 5 segundos puedo imprimir mi acreditación personalizada y acceder al recinto.
Cuando llego al venue miro hacia la izquierda la fila que forman aquellos que todavía no utilizan este sistema de acreditación, afortunadamente son los menos, pues tan solo unas 20 personas esperan a que les llegue su turno.

Como dispongo de la agenda actualizada del evento me dirijo a la sala en la que me he registrado. Un robot de cara amable y sonriente se acerca a mí por mi nombre, se trata de un punto de información interactivo que me indica las novedades del congreso. Aunque ya esté acostumbrado a encontrarme con ellos, siempre producen en mí una serie de sensaciones y emociones que me hacen recordar que hemos sabido sacar el máximo partido a las herramientas tecnológicas que tenemos a nuestro alcance, para vivir situaciones virtuales adaptadas al mundo real y lograr así experiencias únicas.

Entro en la sala y comienza la exposición. Pantallas leds interactuando con el ponente, inteligencia artificial y drones. Comienza el espectáculo. En los últimos tres meses, no he asistido a ningún evento en el que no haya vivido una experiencia que no combine la realidad con la ficción. En un tiempo en el que la tecnología nos ofrece la posibilidad de superar la realidad, el evento no puede quedarse atrás.

Es hora de un breve break para almorzar, y el big data se hace notar dado que mis movimientos, mis gustos y mis necesidades han sido registrados a lo largo de la mañana, directamente me indican hacia donde me tengo que dirigir para disfrutar de un aperitivo apto para celiacos.

¡Ring! suena de nuevo la alarma de mi App, comienza el otro evento calendarizado para el día de hoy. No pierdo más tiempo. En este caso es sencillo, no necesito estar presente de forma física, así que me dirijo a la sala que amablemente me han indicado y me conecto virtualmente al segundo congreso al que estaba inscrito. Se trata de un formato bastante eficiente, charlas de no más de 15 minutos, lo que me permite conocer las ideas que realmente merecen la pena. Ah, por cierto, el ponente ha sido un holograma creado con inteligencia artificial.

Vuelvo al evento en el que estoy físicamente, en el que ya ha terminado el almuerzo y comienza el networking. Tengo 3 citas programadas con tres marcas con las que estoy interesado en trabajar. Ambos interlocutores nos ponemos las gafas de realidad virtual, lo que nos permite hacer un recorrido por los servicios que ofrecen las empresas, visualizar mediante ejemplos como se trabaja y darnos un paseo por las instalaciones.

Día terminado, tan solo me queda rellenar la encuesta que evalúa el evento de vuelta al hotel y prepararme para el próximo evento. Es innegable la multitud de ventajas que la integración de elementos tecnológicos ofrece a la evaluación y medición del impacto del evento, por esto no pierdo tiempo en completarlo. Con estas herramientas podrán analizar mis datos para el próximo encuentro, solo así podrán conocer la audiencia real y ofrecer experiencias cada vez más personalizadas y más eficaces a nuestras necesidades. Está claro que incluir tecnología en los eventos proporciona una clara ventaja competitiva que va más allá de los límites del mundo real. Seguimos avanzando.

Tim Ott, General Director beon. Events